lunes, 17 de octubre de 2011

Sientes que gritas, y solo es silencio.


Tomarte a tragos largos. Dejar la copa sobre la mesa dando un brusco golpe, con la ansiedad de querer beberte en ese mismo instante. Sin tener tiempo apenas a paladearte,  con el deseo irrefrenable de querer más, y más, y más. Y mirar la botella, y ver que sigue llena, que me quedan muchas noches en este bar contigo. 

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