Tomarte
a tragos largos. Dejar la copa sobre la mesa dando un brusco golpe, con la
ansiedad de querer beberte en ese mismo instante. Sin tener tiempo apenas a
paladearte, con el deseo irrefrenable de
querer más, y más, y más. Y mirar la botella, y ver que sigue llena, que me
quedan muchas noches en este bar contigo.
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