viernes, 30 de diciembre de 2011

La vida sin ella ya no sería vida.

Estaba sentada al final de la barra del bar. Era uno de estos bares pequeñitos, dónde no era muy común ver caras nuevas, y sin embargo, tampoco ninguna conocida. Allí todo el mundo pedía una copa y, mientras se fumaban un cigarrillo, quedaban absortos en sus pensamientos. Algunos vacilaban la mirada a su alrededor, pero pocos se paraban a observar.

Él entró en aquel bar en una noche de casualidades y la vio. Nadie se giró para ver quién era aquel nuevo presente, ni si quiera ella. Cruzó el umbral de la puerta y, antes de bajar la pequeña escalinata, sus ojos se clavaron en ella. No llamaba excesivamente la atención, pero había algo en ella que la hacía sobresalir entre aquella atmósfera de humo que refulgía entre las vidas de aquellos sin nombre, disfrazada de alguien más que cree que es nada dentro de un todo. Su camuflaje no era del todo acertado, ya que su vestido en tonos lima desentonaban entre los grisáceos del local, sin embargo, la escasa iluminación del mismo permitían que incluso el blanco más resplandeciente tornara en negro carbón. Su cabeza gacha y el humo del pitillo bailando con sus negros cabellos acompañaban el disfraz, desvirtuando sutilmente su vibrante imagen. Él se apresuró a cruzar la habitación y despojarla de ese disfraz que tan poco le favorecía. En ese preciso instante, ella se giró y ambas miradas se cruzaron, o más bien, chocaron. El choque le hizo detener sus pasos, quedó paralizado, perplejo ante sus ojos, sinuosamente sensuales incluso desde aquella distancia. Eran unos ojos grandes, verdes, que de repente, le miraban desafiantes, con una serenidad salvaje. No sabía si gritaban ¡ven! o ¡vete! Decidió arriesgarse a no ser invitado y continuó caminando hacia ella, a sabiendas de que si no se acercaba, su mirada quedaría clavada en él para siempre, y las ganas de más le robarían su vida. Porque la vida sin ella ya no sería vida.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Sense titol.

Parece que todas las relaciones, sean de la índole que sean, están destinadas a romperse, ¿no? 
Unas se las lleva la muerte, y otras… se las lleva la vida.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Señales.

Porque la vida a veces te manda señales... a veces las ves, otras tantas las pasas por alto, y muchas más das cuenta de ellas cuando ya es demasiado tarde...

Y por si no fuera suficiente, incluso cuando las encontramos, puede que las interpretemos bien o que las interpretemos mal. muchas veces nos cegamos por nuestros deseos más ocultos, y manipulamos las señales para autoconvencernos de que la decisión que vamos a tomar es la correcta... Otras veces no nos hace falta si quiera que haya una señal, podemos inventárnosla o podemos simplemente admitir que no la necesitamos, que es así, y no hay más.

Pero claro... admitir esto seria admitir que nos hemos equivocado... implicaría sentir inseguridad, sentir que no sabemos que hacer, que estamos perdidos... 

Por eso la mayoría de las veces no lo admitimos a no ser que sea demasiado evidente... o demasiado tarde... tan tarde como para que el error cometido salga a la luz de una manera tan cegadora que nos haga ver la oscuridad en la que ya de por si estábamos.... ¿Como saber cuándo hacemos lo correcto? ¿Como saber cómo seguir esas señales? ¿Como saber cuándo nos dejamos guiar inconscientemente de nuestros impulsos? Quizá no haga falta... quizá no sea tan malo... quizá esa oscuridad no de tanto miedo...

Puede que a veces, y solo a veces, hacer lo incorrecto es hacer lo correcto porque... ¿qué es lo correcto? Es tan subjetivo... ¿Lo correcto para quién? ¿para ellos? ¿para ti? ... A veces hay que salirse de lo correcto para abrir un nuevo camino... a veces hay que dejarse guiar por esos impulsos escondidos... por esos deseos que ni si quiera sabíamos que ansiábamos....dejarse llevar... manipular las situaciones incluso si hace falta para sentirnos más seguros de que lo hacemos bien... para conseguir lo que queremos... lo que creemos que nos dará la felicidad... sin importar todo aquello que se pone en nuestra contra...

¿Y qué pasa si realmente... no nos da la felicidad? Se diría que "hemos aprendido una lección" pero no es así. Hemos DESCARTADO un camino que seguir... 
Hasta que no estemos seguros de que por ese camino no podemos ir... no dejaremos de cruzar por ahí. Da igual que una vez nos encontremos con una o mil piedras que nos hagan retroceder, alejándonos de él pensando que es malo... porque siempre quedará la duda de ¿qué pasaría si llego al final ? ... 

Hasta que no lleguemos al final de ese camino... no pararemos hasta saber QUÉ nos deparará... si será bueno para nosotros o no... Y da igual que para muchos sea "tropezar con la misma piedra", " no aprender la lección ", porque nosotros sabemos que no es así... que lo que buscamos es saber si lo que deseamos esta al final de ese camino, necesitamos saber que hemos luchado lo suficiente por encontrarlo. Necesitamos saber si lo que queremos esta ahí o no... para poder dejarlo atrás y seguir por otro, aunque para ello tengamos que cruzar el mismo campo de espinas una y otra vez... hasta que logremos llegar al final... un final que nos disuelva las dudas.. ya sea para bien, o para mal....

Porque cuando lleguemos al final... sabremos que hemos sido nosotros mismos... que hemos sido guiados por nuestros impulsos más ocultos... por los más verdaderos.... Y da igual si al final resulta que no era lo que esperábamos.... porque significará que estaremos un paso más cerca de encontrarlo....

O quizá no. Quizá sea todo blanco o negro. Quizá sea solo no cometer el mismo error, quizá lo hayamos aprendido todo, quizá no debamos seguir por ese camino, quizá llegar al final signifiqué no salir de él jamás... Quizá lo que para otros ya está más que sabido, debe de estarlo para ti también....

Tú decides si quedarte con la duda o no.... si ser prudente o arriesgar las veces que haga falta. De todas formas... siempre podrás inventar excusas.


lunes, 14 de noviembre de 2011

Y mirar atrás...

Es increíble la manera en la que se amontonan los recuerdos. Son tantas cosas las que callé y quiero decir. Tengo tantas personas a las que dejé atrás y que me gustaría traer de nuevo que me es imposible dar un paso al frente sin retroceder dos más.

[...]

Pero entonces llega él, y no me da un empujón para seguir... No. Me coge de la mano y camina conmigo.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Irrumpiendo.

¿Y si paso página y me arriesgo?
Y me quedo contigo y te beso.

Por ejemplo perder las ganas, encontrarlas bajo las sábanas.

Joaquín Sabina.

Por ejemplo el espejo del baño,
con su azogue, mis canas, tu rímel,
por ejemplo dos cuerpos nadando
en un mar de sudor que redime.

Por ejemplo tus braguitas de encaje,
por ejemplo mis uñas, tu espalda,
por ejemplo volver de viaje, 
por ejemplo quitarte la falda.

Por ejemplo te toca a ti encima,
por ejemplo muérdeme la oreja,
por ejemplo dos bocas que riman
como riman tan pocas parejas.

Por ejemplo dos pares de manos,
por ejemplo las medias, el pie,
por ejemplo apurar el verano
sin salir de este cuarto de hotel.

Por ejemplo tu ropa en la silla, 
por ejemplo mi copa en el suelo,
por ejemplo no me hagas cosquillas,
por ejemplo me encelan tus celos.

Por ejemplo don nadie besando, 
por ejemplo una reina desnuda,
por ejemplo perderme buscando
por tu pubis la flor de la duda.

Por ejemplo una bronca por nada,
por ejemplo dos niños traviesos,
por ejemplo que la madrugada
no nos cambie maletas por besos.

Por ejemplo catorce lunares,
por ejemplo colonia barata
y ascensores y sombras y bares,
por ejemplo suspiros de gata.

Por ejemplo jugarse la vida,
por ejemplo morirse de miedo,
por ejemplo billete de ida
para irme aunque siempre me quedo.

Por ejemplo un calor agobiante,
por ejemplo deprisa, deprisa,
pero córtate cuando me abraces
que me has roto ya cinco camisas.

Por ejemplo rodillas, caderas,
por ejemplo mejillas, ombligo,
por ejemplo que me desesperas,
por ejemplo que sueño contigo.


lunes, 17 de octubre de 2011

Sientes que gritas, y solo es silencio.


Tomarte a tragos largos. Dejar la copa sobre la mesa dando un brusco golpe, con la ansiedad de querer beberte en ese mismo instante. Sin tener tiempo apenas a paladearte,  con el deseo irrefrenable de querer más, y más, y más. Y mirar la botella, y ver que sigue llena, que me quedan muchas noches en este bar contigo. 

martes, 4 de octubre de 2011

Nunca fue un "Adiós"...



Hace bastante tiempo que siento que mi vida ha descarrilado. Sí, he tenido varias veces esa sensación, pero esta vez, es distinto. Esta vez siento como fallo con todo, como derrapo sin frenos y cuesta abajo. Hasta el final del vacío. Sola. Sí, esa es justo la sensación que tengo ahora. Siento que no encajo en ningún sitio. No estoy a gusto en la facultad, ni en el piso, ni en la calle, ni en ningún sitio. No quiero hablar de nada, no quiero que me pregunten nada, no quiero salir, no quiero pasear, ni ir de fiesta, nada. Quiero sólo una persona que esté al lado, me dé un abrazo y me diga: Estoy contigo. Siento que no puedo seguir con mis estudios, que no voy a poder… pienso en el futuro de mi carrera y me veo sin hacer nada. Creo que no tengo carácter ni aptitudes suficientes. He perdido las ganas. Me he perdido a mí. Soy incapaz de sonreír como antes. Me siento fea, desarraigada, descuidada, insulsa. Me siento nada entre un todo. Y con ello, solo me encierro más. He perdido toda seguridad en mi misma, la poca que tenía. Había cogido valor, había empezado a pensar que podía comerme el mundo, había sentido el orgullo de poder con todo, de salirme siempre con la mía, de sentir que nadie podía ir por encima. Y de repente… me di cuenta de que esa no era yo. Yo no quiero comerme el mundo, no quiero ir por encima, no quiero salirme siempre con la mía, no quiero hablar como alguien frío y sin sentimientos, no quiero dar la impresión de saber más de lo que sé. No… solo quiero que el mundo sepa que estoy aquí, como otra persona más, formando parte de ese todo. Sí, eso es lo único que quiero, no quedarme al margen. He llegado a un punto de mi vida en el que no sé quien he sido durante todo este tiempo. He tomado tantas actitudes, he cambiado tantas veces de opinión… que no sé cuando he hablado yo o cuando me he dejado influir por todo lo demás. Siempre he intentado justificarme de todo lo que he hecho, siempre he pensado que en todo momento, actué bien. Sin embargo, ahora hecho la vista atrás y me doy cuenta de que he hecho mil cosas sin pensar en las consecuencias de esos actos. Que he sido caprichosa e inmadura. Y sobre todo, que a menudo me he empeñado en hacer las cosas mucho más difíciles de lo que eran. He apostado siempre por mi sinceridad, y creo que esta es una de las pocas cosas en las cuales sí, hecho la vista al pasado, y he sido sincera, siempre. Pero… ¿lo he sido conmigo misma, o solo con los demás? Creo que me toca ser sincera conmigo. Necesito alguien que me conozca de verdad, alguien que haya visto todas mis caras, alguien que pueda ser objetivo, alguien que no tenga miedo de decirme las cosas como son, alguien que pueda decirme “TE HAS EQUIVOCADO”, pero que sin embargo, no se vaya de mi lado y me ayude a rectificar.


sábado, 17 de septiembre de 2011

Allí quedo él, y mis ganas de vida a su lado.

He dado muchos traspiés. He llorado por quién no debía y he reído con falsas esperanzas, he tropezado dos veces con la misma piedra y cuando pensaba que ya no lo haría más, me empujaron y caí estampada con la tercera. He perdonado mucho, demasiado, he callado te quieros que, por miedo o por inseguridad se quedaron por mucho tiempo en el aire. Ha habido veces que me he despertado con ganas de comerme el mundo y otras que parece que el mundo me comía a mi. He gritado con fuerza, pero mi voz no siempre salía, y he callado verdades por no hacer daño. Hay días que dormía solo para poder verte en mis sueños y días en los que no podía dormir. He abrazado a la persona que pensé que nunca me haría daño y me he dado cuenta de que esa persona no se merecía ni el roce de mi piel. He tenido la sensación de volar más alto que las nubes, en el lugar más insospechado. He cantado en la ducha hasta que mi garganta no podía más. Ha habido días en los que me sentía alegre y otros que no quería ni mirarme al espejo. He descubierto que el paraíso puede encontrarse en el tacto de una piel suave, que las caricias son más fuertes que los golpes y que los besos pueden hacerte volar. He disfrutado de pequeños detalles, y he aprendido poco a poco en qué consiste la vida. Y el secreto, el verdadero secreto de todo está en no arrepentirse de nada, porque si, no imaginas cuánto me has desilusionado cuando amagas, tiroteas, y retrocedes sin terminar las cosas, pero puedo, puedo porque no soy yo quien se arrepiente.

-A-



jueves, 18 de agosto de 2011

Ella.

Quería dejarse llevar. Pero esta vez, era diferente. Esta vez, no quería dejarse arrastrar por alguien… quería dejarse llevar por ella misma, sucumbir a sus pasiones, invocar el desenfreno.
Se sentó en el borde de la cama y mirando el pequeño espejo que tenía en frente, se vio. Vio a través de ella, de sus ojos. Vio un brillo especial, y una pícara sonrisa se esbozó en su cálido rostro. Comenzó a seguir los contornos de su fino mentón con la yema de su dedo. Después recorrió el cuello y de ahí, se regodeo en su marcada clavícula, que tan femenina le parecía.  Siguiendo a esta, dio con la pequeña tira de su camisón. La empujó con su dedo suavemente dejando que acariciara su hombro hasta que se deslizara sola por él, sintiendo el tacto de la seda. Repitió lo mismo con la otra tira, hasta que el camisón resbaló y quedó arraigado en su cintura.  Seguía mirándose en aquel espejo, observando ahora sus pequeños y firmes senos. Los acarició dibujando un círculo alrededor de su aureola, sonrosada al ver que la miraban.  Contorneó su cintura y suavemente, cerró los ojos. Inclinó su cabeza hacia detrás, dejando erguido su cuello, cual cisne, y  dejó entonces que su cuerpo se desplomara suavemente en la cama hasta quedar totalmente recostada en ella.
El camisón quedó entonces enredado en sus caderas. Sus manos siguieron recorriendo su cuerpo, esquivando el camisón y remangándolo aun más para dejar al descubierto sus cálidos muslos. Sus dedos reconocían aquellos muslos, y sabían perfectamente el camino que debían seguir. Con delicadeza, se deshizo de toda su lencería, incluido el camisón, dejando entonces todo su cuerpo completamente al descubierto, iluminado por los suaves rayos que se colaban entre las cortinas. Sus ojos seguían cerrados, interiorizando todas y cada una de sus sensaciones, guardándolas para sí. Posó entonces sus dedos en el monte Venus, y regodeándose en la belleza de la  mismísima diosa, recordando lo que es ser mujer, dejó que sus dedos bajaran cada vez más, introduciéndose en lo más profundo de su ser.
Se movían respondiendo al ritmo de su respiración, cada vez más acelerada, deseosa de mil impulsos, hasta que por fin, quedó fuera de sí. Sintió como su vientre se contraía y su espalda se arqueaba azarosa, marcando un puente que guiaba el camino de su orgasmo, desde las intimidades de sí misma hasta romper el silencio que parecía callar al mundo. Dejo escapar sus gemidos que antes eran ahogados, gritando al mundo que se quería, se quería como nunca nadie lo había hecho. 

lunes, 8 de agosto de 2011

Hola querido nadie.

Hoy he decidido hacerme un blog. Su título es debido a que justo hoy, me he dado cuenta de que mi vida, es perfectamente comparable a cualquier otra.  Me he dado cuenta de que caigo y me levanto, aunque vuelva a dar traspiés. Que hay días en los que despierto y me comería el mundo, y días en los que éste me asusta tanto que prefiero quedarme entre las sábanas. Que tengo personas que me quieren y a las que quiero; personas a las que quise y que me fallaron; personas que me quisieron y a las que fallé. Me he dado cuenta de que río y lloro, como cualquier persona en este hermoso y a veces horrible planeta.

Sí, hace tiempo que me gusta escribir, escribir sobre mí, sobre mi vida, vomitar las palabras, una tras otra, y desahogar cada una de las sensaciones que me oprimen el pecho. Hace tiempo que he descubierto que a veces, puedo llegar a contradecirme a mi misma, pero que aun así, siento que soy yo en cada momento de mi vida, creciendo cada día un poco más. Hace tiempo que a veces, escribo sobre nadie, sobre nadie que se enamora, sobre nadie a quien describir...Otras veces, escribo acerca de nada y de todo. Hace tiempo que me gusta hacerlo, porque imaginar me ayuda a desconectar, a inventar, a colorear el mundo como quiera. Hace tiempo que lo hago, y lo hago sola. Y hoy, justo hoy, he tenido el deseoso impulso de compartirlo con alguien. 

Puede sin embargo que nadie lea esto jamás, y que quede perdido entre la red... Pero el simple hecho de que  puede estar al alcance de ese nadie... calma ese deseoso impulso.